
Te fuiste igual como llegaste,
peleando por tu vida.
Sin duda, tu dulzura nunca sera igualada.
Y aunque no puede ser comprada,
uno sigue en búsqueda de esa compañía.
Porque tu energía se siente todavía,
dentro del que antes fue tu guía.
Una sinergia compartida entre hombre y canino, igualada a padre e hijo.
Sigo confundido, pensando,
porque te fuiste sin haber sido despedido.
Y ahora, solamente tengo,
lindos recuerdos, extrañándote y
deseando verte con el eterno.